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martes, 16 de noviembre de 2021


LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ MEXICANA: UN ORGULLO CON HISTORIA Y RECONOCIMIENTO MUNDIAL

Una rica historia de más de cien años, millones de autos fabricados en México que recorren los caminos de todo el mundo y un futuro prometedor son solo algunas de las razones para sentirse orgulloso y celebrar la industria automotriz mexicana.

Guanajuato. México cuenta con una rica historia de 118 años en la industria automotriz. Los primeros automóviles llegaron a México en 1903, durante la era porfirista, y rápidamente dieron origen a los primeros reglamentos de tránsito.

Para 1921 ya había algunos miles de autos en el país, y se estableció la primera armadora de manera oficial en el país: Buick. En 1925, México tuvo su primera planta armadora de autos, la de Ford en Balbuena, inaugurada por el mismísimo Henry Ford.

Hoy, Ford, General Motors, Stellantis, Toyota, Mazda, Nissan, Infiniti, Honda, KIA, Hyundai, Mercedes-Benz, BMW, Audi y Volkswagen ensamblan vehículos ligeros en nuestro país. Aún con año y medio de pandemia y crisis de semiconductores a cuestas, somos el sexto productor de vehículos a nivel mundial.

Según datos del INEGI, México ha producido más de 44 millones de vehículos desde 2005, de 204 diferentes modelos, de los cuáles más de 35 millones recorren las calles y caminos de más de 80 países del mundo. Tan solo en este año, se comenzó a producir nuevos modelos como la Ford Maverick y el BMW Serie 2 Coupé (este último diseñado por el mexicano José Casas, Diseñador Exterior Senior de BMW AG en Alemania). Veinticinco marcas integran el mercado mexicano, registrando en los últimos 15 años, más de 18.4 millones de ventas.

México es un país a la vanguardia de la industria mundial, produciendo autos eléctricos e híbridos, tanto internacionales como nacionales, como son el caso de la Mustang Mach-e de Ford, el BMW Serie 3e, el Audi Q5 PHEV, de Ford o los automóviles eléctricos compactos de Zacua, mientras que las tecnologías y la automatización de las plantas armadoras localizadas en México las coloca entre las más eficientes y sustentables del mundo.

Además, tenemos OEM's mexicanas de segmentos diversos, como los camiones y vehículos comerciales de DINA, marca mexicana con 69 años de historia que exporta camiones a varios países de Latinoamérica y también está entrando en la electrificación. Y para los mexicanos amantes de la velocidad, podemos enorgullecernos de VUHL, la única marca mexicana de súperautos, que destaca a nivel internacional por la excelencia en la manufactura de sus súper deportivos VUHL 05 y VUHL 05RR en Querétaro y por su presencia en mercados internacionales de Estados Unidos, Europa y medio oriente.

Inversiones que auguran un futuro brillante

Durante el 2021, México ha atraído más de 2,500 millones de dólares en inversiones, que a su vez generan más de 12 mil nuevos empleos directos y 20 mil indirectos, según cifras recogidas por Directorio Automotriz.

Estas inversiones a su vez representan un desarrollo de más de 11 millones de metros cuadrados de construcción para nuevos parques industriales, naves hechas a la medida, ampliaciones de proveedores de autopartes Tier 1 y Tier 2, empresas de servicios logísticos, adecuaciones de líneas de producción en armadoras y centros de investigación y desarrollo.

Regiones como el Bajío y el Norte de México siguen siendo semilleros para estas y próximas inversiones que su vez enriquecen al país en multiples hélices, promoviendo el crecimiento e interrelación entre los diferentes clusters automotrices, que agrupan a gobiernos locales, estatales, federal con instituciones académicas, organizaciones sin fines de lucro, el capital privado y por supuesto, las comunidades en las que la industria se coloca.

Sin duda, hay muchas razones por las que la industria automotriz nacional nos emociona como mexicanos, y nos llena de orgullo. Celebremos México y las grandes cosas que hacemos posible para nuestra propia gente y el resto del mundo.

 

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miércoles, 29 de septiembre de 2021



LOS CLÚSTERS DEL BAJÍO: SINERGIA ENTRE LAS EMPRESAS AUTOMOTRICES

En los últimos años, a raíz del crecimiento del sector automotriz en el país, se han asociado empresas nacionales y transnacionales, con el fin de crear clústers en los principales estados.

Por Jessica Contreras

La importancia del sector automotriz es de gran relevancia para México, puesto que este sector aporta el 20% del Producto Interno Bruto (PIB) de la industria manufacturera del país. A nivel regional es incluso más relevante: en los estados de Aguascalientes, Guanajuato y San Luis Potosí, el sector representa alrededor del 50% del per cápita manufacturero, de acuerdo con datos de la Red Nacional de Clústers de la Industria Automotriz (Redcam).

Según cifras compartidas por el INEGI, entre enero y mayo del presente año se armaron un millón 331 mil 746 vehículos en México. Esto representa un incremento del 38.7% con respecto al mismo periodo de 2020. Además, se exportaron un millón 170 mil 243 vehículos, 37% más en comparación con los enviados al extranjero durante los primeros cinco meses del año anterior.

Los principales compradores de autopartes fabricadas en México son: 

► Estados Unidos: 76%

► El propio México: 17%

► Canadá: 2% 

► Brasil: 1%

► Otros: 4% 

En los últimos años, a raíz del crecimiento de este sector en el país, se han asociado empresas nacionales y transnacionales, con el fin de crear clústers en los principales estados. De tal forma, se genera sinergia entre la industria, los gobiernos estatales y la academia, formando así la llamada “triple hélice”.

El diccionario en español de Oxford Languages define la palabra clúster como: “grupo de empresas interrelacionadas que trabajan en un mismo sector industrial y que colaboran estratégicamente para obtener beneficios comunes”.

En este sentido, el presidente de Redcam y director general del Clúster Automotriz de Nuevo León (Claut), Manuel Montoya Ortega, agrega que para que un clúster sea formal, este debe ser validado por el gobierno estatal correspondiente y contar con la participación de las principales empresas del sector.

“Si hablamos de un clúster que no esté hoy con nosotros, entonces no es un clúster formal. Sin embargo, puede que se junten un grupo de empresas que, como en algún lugar del Bajío donde hay un pequeño grupo de PyMEs que se han asociado, se autodenominen clúster, pero no son uno oficial”, refiere Montoya.

El clúster de clústers

Ante la necesidad de hacer sinergia entre distintas regiones del territorio nacional, se creó en el 2019 la Redcam, asociación civil sin fines de lucro que cuenta con 11 clústers. Estos abarcan 12 estados del país -Nuevo León, Coahuila, Querétaro, Aguascalientes, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Chihuahua, Estado de México, Zona Centro, Puebla y Tlaxcala- y reúnen a más de 600 empresas.

Sin embargo, este número de empresas socias podría aumentar en un futuro cercano. Tan sólo el Clúster Industrial de Aguascalientes (CLIA), afiliado de la red nacional, podría pasar de 50 a 100 empresas asociadas para finales de este año o a inicios del 2022, asegura Ricardo Martínez Castañeda, tesorero de esta filial. 

La Redcam cuenta actualmente con empresas armadoras y fabricantes de vehículos ligeros y pesados, lo que es conocido en el sector automotriz como Tier 1. Montoya explica que la mayoría de estas son trasnacionales y algunas tienen presencia en varios clústers como: General Motors, asociada en Guanajuato, San Luis Potosí y Coahuila; así como Bosch y Continental que tienen plantas en diferentes estados del país.

Agrega Montoya que, en relación con las Tier 1 de capital mexicano, muchas están concentradas en el noreste de México, como Metalsa, Bitron o Catco; en el Bajío están otras como Tremec y Argumex. Aunado a esto, en la región que comprende Aguascalientes, Querétaro, San Luis Potosí, Guanajuato, Jalisco y Zacatecas, existe una alta concentración de empresas japonesas, como Mazda, Honda, Toyota, Nissan o la alemana BMW.

En cuanto a las Tier 2 (empresas proveedoras para Tier 1), la región Bajío cuenta con presencia de industrias alemanas; la planta de BMW, que se encuentra en San Luis Potosí, o la planta de manufactura Mercedes Benz-Infiniti, que tiene por nombre COMPAS (Cooperation Manufacturing Plant Aguascalientes), ubicada en el estado hidrocálido. 

Además, el titular de Redcam apunta que en Jalisco, Guanajuato y Querétaro destacan las empresas proveedoras de plásticos y de electrónica para el sector automotriz.

Estos son los clústers que se alojan en la región Centro-Bajío-Occidente:

► Clúster Industrial de Aguascalientes

► Clúster Automotriz de Querétaro

► Clúster Automotriz de Guanajuato

► Clúster Automotriz de Jalisco

► Clúster Automotriz San Luis Potosí

Clúster Industrial de Aguascalientes (CLIA)

Esta asociación civil no gubernamental se formó en 2020 con la intención de fomentar e impulsar, a través de la triple hélice, el desarrollo económico y el aumento de la competitividad en industrias como automotriz, aeronáutica, biomédica, software, e innovación (R+D+I). 

Actualmente cuenta con un aproximado de 50 empresas afiliadas, entre las que destacan Nissan Mexicana, COMPAS, Marelli y Continental. Asimismo, en el estado hidrocálido se manufactura 5.4% de la producción de autopartes nacional, ubicándose en el décimo lugar entre las 32 entidades federativas. 



jueves, 23 de septiembre de 2021



EL BAJÍO, UNA REGIÓN QUE MANTIENE SU PROMESA

Por Ángel Hernández Murillo

Lo sabemos: en México, las micro, pequeñas y medianas empresas aportan 42 por ciento del Producto Interno Bruto y generan 78 por ciento del empleo, de acuerdo con datos del Inegi. Sin duda, un reflejo de la importancia que tienen para la economía y también de la necesidad que existe de que sean apoyadas además de con financiamientos, con estrategias para transformar climas laborales y, con ello, reclutar al mejor talento para que el negocio prevalezca.

Lo sabemos: en México, las micro, pequeñas y medianas empresas aportan 42 por ciento del Producto Interno Bruto y generan 78 por ciento del empleo, de acuerdo con datos del Inegi. Sin duda, un reflejo de la importancia que tienen para la economía y también de la necesidad que existe de que sean apoyadas además de con financiamientos, con estrategias para transformar climas laborales y, con ello, reclutar al mejor talento para que el negocio prevalezca.

Y Claudia Calderón lo avala. Comenta que en el Bajío existe mucha variedad de organizaciones del sector manufactura, importantes como Borgwarner, Asahi Kasei,  Ethan Allen o 3M. Pero también hay empresas del sector salud, sobre todo laboratorios, lo mismo que inmobiliarias que a pesar de ser de las más golpeadas, no dejaron de buscar su certificación como Great Place to Work® ya que incluso ocuparon los primeros tres lugares en el ranking.

La importancia de poder contribuir al crecimiento del Bajío, desde el quehacer de Great Place to Work®, está en tocar toda esa diversidad de organizaciones, no en exclusiva el sector manufactura porque si bien se trata de un gran volumen, la transformación de los lugares en mejores lugares para trabajar debe cubrir también a empresas de todos los tamaños. Hay Pymes que hace falta tocar y será una de las estrategias que en 2022 Claudia Calderón pondrá en marcha.

«Gran parte del foco ha sido recuperar y mantener a nuestros clientes, pero ahora, empujaremos además del sector automotriz, al segmento del calzado, la manufactura de alimentos. En el Bajío tenemos empacadoras de hortalizas, de champiñones, de berries, de lechugas, son negocios que están despuntando y merecen nuestra atención para que sigan creciendo y puedan enfrentar los tiempos que vivimos», comenta la directora.

Desde su óptica, el objetivo es alcanzable dado que en el último año, Great Place to Work® ha buscado tener mayor cercanía con sus miembros mediante acciones que fortalecen la confianza que en años, el instituto ha ganado como asesor para la construcción de lugares de trabajo donde la Alta Confianza, se centra como el eje del negocio. Webinars, kickoffs, sesiones virtuales, foros de mejores prácticas, membresías y la publicación de contenidos de valor en medios de comunicación, han ayudado a promover esa sociedad con los clientes y que ellos perciban constancia y que, de verdad, existe una genuina labor por la persona, su centro de trabajo y el negocio.

Si se buscan, hay respuestas

Claudia Calderón está consciente de que el 2020 y lo que va del presente año, han sido de incertidumbre por lo cual las organizaciones se han vuelto conservadoras y cuidadosas de su presupuesto. Por eso, las invita a que se acerquen a Great Place to Work® y vean su modelo como el de una guía, no como un gasto, sino como acciones concretas que suman y porque además, cualquier negocio, de cualquier sector y tamaño, puede ser Great.

«Utilícenos como ese camino a seguir, no se aventuren con prácticas aisladas porque asuman que es lo que sus colaboradores esperan. Midan e implementen aquellas acciones que sí esperan y que, como organización, los lleven a mejores resultados. No es un proceso complejo y sí genera muchos beneficios».

La entrevistada platica que distintos clientes le hicieron saber que a pesar de la situación, decidieron mantener la certificación porque para sus colaboradores es un aliciente saber que permanecen en un gran lugar para trabajar, donde se generan beneficios, certidumbre, tranquilidad y sentido de pertenencia.

Muchos nos siguen viendo como si sólo nos interesara vender por vender, aunque en estricto no soy vendedora, soy consultora, acota Claudia Calderón. Y añade que independientemente de que le compren o no, le gustaría que la buscaran para eso, consultarla, que le preguntaran y le platicaran lo que están haciendo y ella ofrecerles un punto de vista profesional.

«Me gustaría que a Great Place to Work® lo vieran como un asesor; que no piensen para sí, híjole, no voy a saludar a Claudia porque a fuerza me va a querer vender, no es así… Sé que estamos en una situación económica complicada y que la transformación de una organización se dará cuando se sienta segura, estable. Pero eso significa que no podamos platicar sobre lo que se está haciendo en el Bajío y cómo nosotros podemos contribuir a la construcción de una mejor cultura laboral, a la búsqueda de mejores prácticas para que las organizaciones tengan mejores resultados», concluye.


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