lunes, 18 de julio de 2022


 
“EL SECTOR DE LA SEGURIDAD PRIVADA NECESITA UNA CÁMARA NACIONAL” MTRO. JUAN ANTONIO ARÁMBULA

El maestro Juan Antonio Arámbula inició en el mundo de la seguridad en 1984 siendo abogado, trabajando para un despacho jurídico. Por aquel entonces comenzaba la necesidad de contar con esquemas de vigilancia básicos a través de guardias, alarmas, traslado de valores por lo que los clientes del despacho comenzaron a pedir la intervención de personas de confianza recomendadas por los abogados, ahí descubrió un nicho y comenzó a hacerse cargo de la empresa de seguridad afiliada a su lugar de trabajo; después pasó a la parte de administración y posteriormente a la operación de esta empresa de seguridad llamada Sistemas de Protección Canina, que hace 37 años fue pionera en el uso de canes para guardia de protección y detección de sustancias peligrosas, narcóticos o explosivos.

Esta empresa privada incluso apoyó a la seguridad pública en algunas tareas institucionales; inició con 75 guardias y al retirarse Arámbula contaba con más de 5,000 y 1,000 perros detectores trabajando.

Al dejar esta empresa la vida lo lleva al Instituto Federal Electoral, incorporándose a la seguridad y participando en la organización de campañas presidenciales e intermedias, cerca de 10 años estuvo ahí hasta que la Comisión Nacional de Seguridad le invita a encabezar la Dirección de Seguridad Privada a nivel federal. A la par de servidor público desempeña la labor docente y de las cosas que más lo orgullece es saber que actualmente más de 1,700 directores de seguridad alguna vez fueron sus alumnos y que durante 17 años participó en la formación de 30 generaciones de un diplomado certificatorio para dirigir empresas de seguridad. “Me enorgullece que los alumnos ahora estén en posiciones relevantes y haber ayudado a generar este perfil ético pues son los que han hecho posible en gran medida lo que es la seguridad privada hoy en día”, dijo el empresario.

Los empresarios de seguridad privada iniciando la década de los 90s se vieron en la necesidad de agruparse y presentar un frente ante las autoridades y sociedad debido a que no se entendía la actividad del gremio y continuamente las empresas eran molestadas, por lo que se decidió fundar el Consejo Nacional de Seguridad Privada, el cual agrupó a los principales empresarios de seguridad del país “fue la primera gran asociación madre qué logró incluso la primera legislación de la cual han surgido las demás”, nos comenta quien fuera su presidente en 2002 y para quien uno de los graves problemas,  en su opinión, es que normalmente el gobierno no entiende la actividad que regula por lo que lamentablemente pone al frente de oficinas a personas que no saben lo que están regulando, por lo que cada cambio de funcionarios genera una curva en el aprendizaje ya que no se puede hablar de una continuidad y la seguridad privada no ha sido la excepción.

También recuerda que, durante su gestión, recibió la instrucción del entonces Comisionado Nacional de Seguridad, Arturo Mondragón, de ayudar a la regulación y desarrollo del sector. Nos presume entre risas que recorrió más de 3 veces el país para obtener el consenso de los 32 reguladores estatales que ayudara a crear las reformas a las leyes y la nueva legislación para la próxima Ley Nacional de Seguridad Privada, necesaria pues el 90% de empresas del país se apoyan en ésta. En cuanto a seguridad pública y privada, Arámbula, considera que existen enlaces entre ambas a través de un trabajo intenso y mutuo apoyo.

El maestro insiste también en que el sector de la seguridad privada necesita una cámara nacional ya que se ha dado lo que llama “La Tormenta perfecta”, es decir, circunstancias económicas administrativas y jurídicas que provoca que muchas empresas quiebren. “Hace aproximadamente 2 años se veía venir esto por la mezcla de los bajos presupuestos a los que se estaban acostumbrados los clientes, el tipo de percepciones laborales que percibía el sector con una movilidad promedio de más del 80% y la falta de regulación de las empresas, todo este conjunto generaría una explosión y el quiebre de empresas”.

En su carrera, Juan Antonio Arámbula tuvo la oportunidad de continuar en la administración pública, pero se decantó por el sector privado pues se declara apartidista y para ser funcionario que regula a un sector tan importante “se requiere una intervención permanente y ser atrevido en los márgenes legales, se necesita vocación”. Su actual oficina está integrada por 5 personas y algunos asociados con quienes comparte proyectos y realizan lo que llaman “intervención corporativa”, esto es que gracias a su experiencia dentro de los tres ramos de la seguridad: prestador, prestatario y regulador, pueden prevenir y diagnosticar el futuro de las empresas que los contratan. “Es el momento en que las empresas familiares están comenzando a ceder los mandos a la siguiente generación y es un momento importante para ayudar al sector en esos procesos de transición, pues manejar las empresas familiares no es fácil y asesorarlas requiere un alto perfil ético ya que implica la transmisión de valores y se vienen escenarios complicados”, mencionó y resaltó sonriente que difícilmente tiene clientes con quien no haya entablado amistad previa pues con más de 38 años en el sector, estas relaciones de afecto se convierten en relaciones de trabajo con naturalidad.

En su opinión profesional la creación de ASUME, “fue una iniciativa genial porque en lugar de presentar frentes distintos ante la autoridad se fue unificando, es la suma de asociaciones de cada uno de sus nichos y ha sido adecuadamente manejada, todos los que han estado a cargo han hecho un gran esfuerzo, ha sido exitosa pero, en  los próximos años será determinante pues cuenta con una enorme capacidad de cabildeo que se debe de aprovechar más y de lograrse la cámara ASUME no va a desaparecer pues será necesario su apoyo para ésta”.  El entrevistado piensa también que la cámara se puede convertir en un órgano técnico de consulta para gobierno y público pues estará integrada por especialistas de determinados rubros que podrán emitir normas, certificar procesos, instituciones y personas. “Las cámaras pueden ofrecer una vida riquísima por eso se requiere un buen líder con una visión integral de lo que es la industria, pero sobre todo un facilitador para ésta”.

Antes de despedirse, Juan Antonio Arámbula, comentó que:

... está por publicar un libro ya que “quiero volver a hablar de seguridad desde el inicio, con un nuevo lenguaje pues tanto la seguridad privada como la pública necesitan un cambio de mentalidad y hay que reprender las cosas”.

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