Las últimas noticias sobre seguridad
revelan una creciente demanda de más servicios especializados para poder
detectar cualquier peligro desde un primer momento. La ola de robos violentos
que ha venido ocurriendo en México, ha disparado la venta e instalación de
alarmas de todo tipo, pero las de infrarrojos han sido la estrella por su
comodidad y eficiencia para ser utilizadas de noche.
Su funcionamiento es conocido; se trata
de un aparato que percibe la radiación infrarroja que emiten los cuerpos y
transforma esta en imágenes coloreadas para que el ojo humano pueda percibirlo.
Las radiaciones que emiten los cuerpos siempre son en función de su
temperatura, y generalmente los cuerpos calientes emiten más radiación que los
fríos. Para la vigilancia, normalmente se utilizan cámaras donde las partes más
calientes (es decir, los seres vivos) se identifican con colores cálidos.
Debido a esto, algunos de los delincuentes se las intentan ingeniar para no ser
detectados, por ejemplo vistiéndose con ropa aislante térmica, lo cual ayuda
momentáneamente, pero de manera gradual la ropa se va calentando y finalmente
es detectable.
Hay varios tipos de cámaras de
infrarrojos, pero las más utilizadas en seguridad son las cámaras infrarrojas
pasivas; emiten radiación infrarroja a través de un reflector integrado en la
misma cámara o bien situado en otro punto cercano. Entonces, el haz de luz
infrarrojo es el que ilumina el cuerpo detectado, que será captado por la
cámara y devuelta su imagen como una variedad monocromática de tonos fríos y
cálidos. Estas cámaras son muy útiles para rastrear personas o posibles
delincuentes nocturnos, aunque se pueden utilizar indistintamente de día o de
noche.
Las mas completas, que revierten las
imágenes en distintos colores, se pueden usar en interiores y exteriores, ya
que llevan un iluminador de infrarrojos de largo alcance que detecta intrusos a
una gran distancia. Gracias a los leds que incorporan (que suelen ser unas
treinta y dos unidades), permiten la visión en total oscuridad a una distancia
de hasta veinte metros (se están desarrollando prototipos que incluso pueden
llegar a los treinta). Para que soporte las altas temperaturas del verano,
estas cámaras llevan incorporado un ventilador interno, y están hechas de un
material de gran resistencia para protegerse de las inclemencias del tiempo.
Los ángulos de visión van desde veinticinco a cincuenta grados, lo que permite
recorrer un gran espectro de espacio, y la resolución suele alcanzar las cuatrocientas
líneas.
Los sistemas de vigilancia de
infrarrojos más sofisticados cuentan con dos o más cámaras inalámbricas y un
receptor de audio. Para su uso correcto solo es necesario colocar el receptor a
no más de cien metros de distancia para que la imagen y el sonido lleguen con
claridad. Las imágenes pueden ser vistas en un monitor de televisión,
almacenarse en un ordenador mediante un capturador de vídeo, y además al ser
inalámbricas cambian de posición siempre que se quiera, lo cual las hace
especialmente útiles en casos como la vigilancia de niños, ancianos, comercios
y todo tipo de instalaciones.
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