SEGURIDAD, PARTICIPACIÓN Y
ENTORNO
Por Alfredo Yuncoza, Consultor
Empresarial en Seguridad. Vicepresidente Regional de ASIS International.
Desde hace ya varios años he
tenido la fortuna de facilitar sesiones de capacitación, con comunidades
residenciales, comerciales e industriales en diversas ciudades de América Latina.
Los objetivos comunes en ciertos casos, han sido conocer los factores que los
estaban haciendo víctimas frecuentes de diversos delitos, así como proporcionar
algunas recomendaciones para minimizar la frecuencia de estos hechos.
La variedad de actos criminales
varía, desde ingresos violentos a residencias u homicidios, pasando por hurtos
y robos a mercancías, hasta extorsiones y secuestros.
Un aspecto a favor de las
comunidades ha sido la actitud abierta a escuchar y hacer propuestas, lo que
permite obtener un producto final para beneficio de todos. A continuación,
comparto aquellos aspectos clave que, al mantener seguimiento durante semanas,
se determinaron que habían contribuido con una disminución considerable de los
incidentes.
Trabajo en equipo. Cuando
empezamos a hacer un “inventario de recursos”, nos encontramos con
profesionales de diversas disciplinas con excelentes conocimientos y una
actitud proactiva. Ya conocidos todos, se formaron equipos a los cuales se les
asignaron sencillas responsabilidades y tareas a desarrollar.
Ambientes favorables. Una extensa
área verde enmontada, con todo tipo de basura es una inequívoca señal de falta
de atención y control. Las iluminaciones
eran deficientes ya que varias áreas de circulación carecían de ella, ciertos
sectores estaban sobredimensionados y algunos accesorios eran obsoletos, lo que
no sólo no cubría las expectativas, sino que generaban consumos importantes de
electricidad que podían ser ajustados. Operaciones de orden y limpieza para
recoger escombros, pintar paredes con graffitis artísticos y calibrar la
iluminación fueron algunos de los primeros pasos. Las garitas de vigilancia,
fueron adecuadas en sus condiciones de infraestructura y servicios básicos para
convertirlas en espacios de trabajo seguro y digno.
¡A conocernos! Había vecinos con
hasta más de 15 años compartiendo espacios y los cuales sólo se conocían de
vista. Desarrollamos entonces una actividad de socialización donde para nada se
tocó el tema de la seguridad. El objetivo era conocerse tanto adultos como
jóvenes y niños para lograr un real y necesario acercamiento. Los participantes
entre otros aspectos, lograron un nivel de conciencia tal que les permitió
reconocer que, ante situaciones de inseguridad y emergencias de diversa
naturaleza, nuestros vecinos son los más cercanos aliados.
Todos cumplimos las normas. Se
revisaron las escasas normas de seguridad que alguien años atrás había tenido
la iniciativa de redactar pero que casi nadie conocía y obviamente no
aplicaban. En breve la inmensa mayoría cumplía y hacía cumplir los acuerdos al
respecto. Los habitantes, visitantes y proveedores de servicios no sólo
disfrutaban de un ambiente seguro, sino que algunos se motivaron a contribuir
con nuevas y valiosas ideas al identificar oportunidades de mejora.
Apoyo mutuo. Las comunidades
aisladas, no permiten aprovechar los recursos que pueden ser compartidos y
potencian su eficiencia. Los vecinos efectuaron un inventario de los recursos
que eran necesarios para mejorar la seguridad física de las instalaciones, lo
que, sumado a las facilidades de adquisición aportadas por varios, los equipos
existentes en manos de otros y los contactos comerciales permitieron concretar
el plan acordado con un presupuesto por debajo de lo estimado. Una gestión importante
en este aspecto fue el acercamiento a los organismos de seguridad cercanos a
cada comunidad, donde se incluyó a policías y bomberos, entre otros.
Otras agrupaciones cercanas
conocieron de las iniciativas y los resultados y se motivaron a desarrollar planes
similares, lo que permitió ampliar el alcance de los beneficios y reducir los
costos para los ciudadanos, en lo que a seguridad se refiere.
Cuando se vive como habitante y
no como ciudadano, no existe el interés en cumplir y hacer cumplir los deberes
y derechos. Hacerlo bajo esa forma implica pagar elevados costos fruto de la
reactividad, el pensamiento egoísta y la improvisación.
El ciudadano tiene el potencial y
lo demuestra, de agregar valor a la comunidad, ser reconocido y respetado como
individuo, así como tener la satisfacción de mejorar la calidad de vida de los
suyos y de quienes les rodean. Para formar parte de estos casos de éxito, lo
más importante es atreverse a dar un primer paso.
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